La humanidad ya no necesita de las palabras para intentar explicar y
transmitir sus sentimientos y emociones. El verbo para tales asuntos ha
quedado relegado a una terrible mascarada superflua de frivolidad.
¿Sientes la
pérdida de un ser querido pero eres incapaz de expresarlo? ¿Te gustaría
compartir con tus hijos cómo te sentiste ante su nacimiento? ¿Realmente
estás enamorado de tu pareja? ¡¿Cómo hacérselo saber?! Puedes decirlo, expresarlo con palabras o torpes acciones,
pero... ¿y si la persona destinataria pudiera realmente sentirlo tal y como
tú lo sientes? Ahora es posible.
Gracias a la tecnología de la megacorporación Beyond Mind
podemos transferir la emoción real, el
sentimiento verdadero, y compartirlo con las personas que deseemos a través de la tecnología Link-Emotion.
Mi nombre es Tucídides III y soy arqueólogo digital. Me dedico a recuperar datos y testimonios de las personas que nos precedieron y que fueron almacenados en dispositivos digitales que se perdieron o se creyeron destruidos. Mi especialidad es la microhistoria digital de los sentimientos. Es
decir, me interesan todos aquellos testimonios en los que se intentó
transmitir a través de la palabra oral o escrita las emociones del espíritu humano. No
es un campo muy popular de investigación debido a las nuevas posibilidades de los linkemos (nombre por el que se conocen popularmente a los dispositivos utilizados en la tecnología Link-Emotion), pero creo que es muy interesante el estudio de cómo nuestros
antecesores hacían frente a la necesidad de explicar a veces lo
inexplicable.
Éste es el archivo MDS-123, recuperado el 05-06-2097 en el yacimiento MA-j39 y restaurado el 06-07-2097. Se trata de un audio de unos 4 minutos y 35 segundos de duración y fechado en 20 de septiembre de 2023. Su transcripción es la siguiente:
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Hola, Sandra.
Alguna vez me has dicho que creías que nunca te habías sentido querida. Que sí, que sentías que a cierta gente podías llegar a darle lástima o pena, pero que nunca te habías sentido realmente querida. Me gustaría cambiar eso. Siento si lo hago torpemente o si no soy la persona de la cual esperabas algo así. Pero sentirse querido es un camino de una dirección, no hace falta que haya camino de vuelta.
¿Qué creo que es sentirse querido? ¿Cómo expresarme para que tú te sientas querida? Creo que lo ideal siempre son las acciones. Las acciones están siempre por encima de las palabras. Las palabras solas que no se acompañan de hechos no valen nada más que lo que valen por su estética. Claro, habrá que cumplir lo que se dice, las palabras solas no valen nada más que su estética.Claro, habrá que cumplir lo que se dice, las palabras solas no valen nada más que su estética.Grabar esto es mi acción, mi hecho, aunque se trate de un gesto pequeño. Utilizaré ejemplos sencillos, nada de palabras recargadas...
Querer no es querer, valga la redundancia negativa, bajarte las bragas. No es decir que moriría por ti para luego dejarte morir sola. No es decirte que sí a todo lo que te perjudica. No es contemplarte como un mero espectador silencioso por tener miedo a enfadarte. No es tenerte miedo.
¿Qué es entonces quererte? Quizá esté equivocado, pero esto es un ejemplo de lo que siento porque te quiero.
Cuando pienso en ti lo hago siempre con una sonrisa en la cara. Es un gesto involuntario. Muchas veces he estado enfadado contigo y supongo que lo estaré muchas veces más. Es por impotencia sobre todo, no te voy a mentir. Pero es porque quiero lo que yo creo que es lo mejor para ti... Bueno, independientemente de esto, a lo que iba, finalmente siempre termino sonriendo cuando pienso en ti.
Cuando pienso en ti me pregunto qué es lo que yo podría hacer para que fueras feliz. Y aunque yo no sea la respuesta a tu felicidad, me esfuerzo por encontrarla. Y me sigo preguntando una y otra vez más, ¿qué podría hacer yo para que fueras feliz, Sandra?
Cuando pienso en ti me siento lleno de energía y capaz de todo. Quizá se trate más de una ilusión que de una realidad. pero es una ilusión que se siente factible. ¿Acaso no es esencial creer parar poder hacer?
Quererte es escuchar una canción y pensar en si te gustaría. Querer escucharla junto a ti. Escucharla en bucle el día entero y no dejar de pensar en ti.
Es querer verme reflejado en las pupilas de tus ojos y verte sonreír. Escuchar tu voz y sentir un escalofrío de ilusión. Pensarte, sentirte, aprenderte, quererte. Sentirte, pensarte, aprenderte, quererte. Aprenderte, pensarte, sentirte, quererte.
Quererte también es sentir dolor por no poder hacerte feliz. Pero quererte es al mismo tiempo sentir esperanza por poder llegar a hacerte feliz.
Quererte también puede ser sacrificio. Que todo lo que he descrito puedas sentirlo de la persona que tú quieras y que aunque esa persona no sea yo, sentirme igualmente feliz ante tu felicidad.
Quererte es ofrecerte siempre mi mano. Mi hombro. Mi pecho. Sin importar nada más, sin reproches ni lamentaciones. Quererte es estar siempre para ti.
Me temo que quererte es también hacerte daño. No aposta. No por hacerte algo malo adrede. Sino porque quererte pueda despertar en ti sentimientos tan fuertes que te consuman. Y así, del mismo modo, quererte es abrazarte fuerte y dejar que el fuego que puede llegar a consumirte se transmita a mí y compartirlo junto a ti. Quererte es no dejarte sola.
Puede parecer que todo esto es muy complicado pero yo lo siento todo muy sencillo. Porque es muy fácil quererte. Ahora te pregunto, ¿es muy difícil sentirte querida?
Pase lo que pase, la cagues o no, piensa que un tonto te quiere. O al menos eso creo; quizá porque soy tonto.
Sandra, te quiero.
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Fin de la transcripción.
Por estas cosas, amo mi trabajo.
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