Cómeme Lobo, que en tus Fauces hallo razón de ser.
Mastícame, pues tus colmillos moldearán mis huesos.
Trágame, que en mi nueva forma hijo de Loba he de nacer.
Rasga mi carne con odas de sangre.
Marca con tus ojos el fuego en mi alma.
El aúllo de los lobeznos comienza a escucharse...
Antes era uno, ahora somos dos, pronto seremos muchos.