domingo, 30 de abril de 2023

Reseña parcial e imparcial de 'Evil Dead Rise'

ADVERTENCIA DE DESTRIPES Y DESMEMBRAMIENTOS

Un día más...

Un poco más de síndrome de Diógenes digital.
 
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Abrió los ojos y notó cómo los primeros rayos del alba penetraban a través de la persiana medio bajada. Una vez fue consciente de que ya era de día, se percató del sudor que inundaba su cama. Todo había sido un mal sueño, pero la angustia que padeció en él había tenido consecuencias en la realidad. Su corazón latía salvajemente como embravecido por la locura producida por el éxtasis de su nuevo despertar. Un día más se encontraba vivo. Un día más había burlado el común final. Un día más…

Dedicado a [...], a las 2:07 de la madrugada del sábado noche del 7 de marzo de 2010.
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viernes, 28 de abril de 2023

«POrque.doc» (sic)

Puede que tenga síndrome de Diógenes digital, puede que sea un acumulador. Sí, es cierto, no me escondo. Soy culpable y pago por ello. Nunca falta la mirada de quien se cree mejor que tú simplemente por el hecho de no ser como tú. Bueno, en realidad por el hecho de no ser tú como la persona que te juzga. Porque lo que importa nunca es el motivo por el cual somos iguales o diferentes. Lo que importa es el hecho en sí de serlo o no.
Pero volviendo al tema de esta entrada, repasando uno de mis discos duros encontré un archivo cuyo nombre, en principio, no llamó mi atención: «POrque.doc» (sic). No daba ninguna pista de lo que podía contener. Ni siquiera estaba bien escrito. Podría ser uno de tantos documentos de texto que he utilizado a modo de borrador, para hacer corta y pegas de textos, o cualquier otra cosa temporal que al final no borré y pasó a formar parte de una carpeta con más archivos olvidados. Esta vez estaba decidido a acabar con él. Sí, quería hacer limpieza, aunque fuera un poco, así que lo abrí. En cuanto confirmase que no era nada que necesitaba, quizá algunos enlaces de megaupload o de algún otro dominio que ya no existe, podría mandarlo a la papelera de reciclaje y eliminarlo para siempre. ¡Un gran triunfo para alguien como yo! 
Sin embargo, cuando lo abrí inicié un viaje al pasado. Un pasado que había olvidado, que incluso ahora me cuesta recordar. ¿Y por qué compartir algo tan íntimo? Porque el «delito» ya ha prescrito. Han pasado más de 20 años. Y porque así no volverá a perderse. Y quizá hasta me sobreviva.
Bienvenidos al domingo 6 de mayo de 2001.

lunes, 24 de abril de 2023

El recuerdo del olvido

El amor de la adolescencia. Un recuerdo que es falso; un delirio.
 
Siempre he tenido un nombre en mi mente. Victoria. No Vicky, ni Toria ni ningún otro diminutivo. No. Vic-to-ria.

sábado, 22 de abril de 2023

Levantarse sobre los hombros de los GIGANTES

Advertencia: El texto que usted va a leer a continuación ha sido escrito sin ninguna reflexión previa. Podría tratarse del método de escritura automática o automatismo psíquico, pero no se puede garantizar tal afirmación debido a que el autor probablemente ni siquiera comprende en qué consiste dicho método. Lo que sí se puede garantizar es que no se ha escrito bajo las estrictas condiciones saludables de descanso y sueño. Por este motivo, el autor se hace totalmente responsable de todo lo que se expresa a continuación, porque no tiene miedo a caerse y levantarse, pero sobre todo, porque no tiene miedo de auparse finalmente sobre los hombros de los gigantes.

miércoles, 19 de abril de 2023

Un sueño cinéfilo

Porque este blog empezó "en la guarida de las quimeras", porque la vida es sueño y los sueños sueños son, porque todo esto que se ve en la página no es más que un sueño de dos locos desbocados, porque Rómulo y Remo tuvieron que soñar primero con Roma (aunque Remo "despertó" antes), quisiera inaugurar la sección de cine con este fragmento de mis diarios en que relato una película soñada, o un sueño peliculizado, con todo el absurdo intacto y con la falta de final infalta: 
  
Del martes 28 de febrero, 2023
Parte de un sueño muy bonito que recuerdo es que estaba viendo/participando en una película de Walter Hill sobre dos amigos que dejan su tranquilo pueblo natal para buscar algo más en un sitio lejano y exótico. Me sorprendía gratamente lo reposado de los planos y la narración (poco usual en Hill), lo hermoso de la fotografía (poco usual en Hill); la «cámara» apuntaba hacia la copa de un árbol tocado por la luz de un suave atardecer, mientras que el fondo lucía un poco nublado y se iba oscureciendo a la par de que el astro tiraba del cielo desde el otro lado, manteniendo toda esa "secuencia" (ese "ser y estar" en tercera persona tan particular de los sueños) en un ambiente de calma y nostalgia y belleza cotidiana que me arrobaba. El protagonista, primero Ben Affleck en 'The Town' (creo que una escena de esta película inspiró parte del escenario), luego una especie de joven Eddie Vedder, luego Nice Peter con cabellera larga, contemplaba por última vez su pueblo desde lo alto de la colina (Hill!) donde estaba el árbol, y un pequeño cementerio, antes de subirse al coche en que lo esperaba supongo que EpicLLOYD. Mientras el auto descendía, conducido por uno u otro o ninguno en particular, con el sol ahora desde otro ángulo, rodeándolos de un aura dorada, y yo viéndolos como si viajara en el asiento de pasajeros, Nice Peter le contaba a su amigo acerca del lugar al que iban, ¿San Luis, San Juan?, una isla donde, tan pronto como arribaran, tendrían que remontar un río para alcanzar la civilización.  

lunes, 17 de abril de 2023

Síntomas

Este texto es una respuesta a una entrada del blog «Náusea de la Nada».
Te recomiendo encarecidamente que vayas primero a leer aquél para poder entender la burda imitación que es éste. Pero no es burla, sino inspiración. Un intento de trasladar en palabras un genuino sentimiento.

domingo, 16 de abril de 2023

Me siento feliz

    —Me siento feliz.
    —¿Y qué se siente?
    —Náusea.
    —¿Náuseas? Me estás tomando el pelo. ¿Quién va a sentir la felicidad como si fueran náuseas? Oh… Espera… ¿No serás uno de esos tipos raros, verdad? Ya sabes… Que les gusta los vómitos de otras personas, verlas, o mierdas de ésas. A ver, no quiero ofenderte. A cada uno le gusta lo que le gusta, pero ¿náuseas?
    —Náuseas, no. ¡Náusea! ¡Ella! Cállate y escucha, imbécil. Cada palabra que sale por tu boca estropea más lo que voy a contarte. Cada persona percibe la felicidad como algo asociado a la satisfacción de sus propios deseos. Normalmente, en esta sociedad enferma, se tratan de deseos materiales. Un coche nuevo, ¡qué feliz soy! Un viaje a París, ¡qué feliz soy! ¿Lo pillas, lumbreras?
    —¡Tampoco hace falta ofender! Yo he preguntado intentando mostrar el máximo respeto… Pero si eres raro, eres raro.
    —Te he dicho que te calles y escuches. No sé por qué me molesto en intentar explicarte lo que se siente.
    —Pues porque soy la única persona que te lo ha preguntado. Si no fueras por ahí pregonando tu felicidad, no habrías despertado mi curiosidad. ¿Vas a contarme a qué te refieres o no?
    —Está bien. Aunque eres algo zoquete, tienes razón. No puedo despreciar a quien se ha interesado por saber. Me siento feliz. Y para mí, la felicidad la provoca ella, mi Náusea. Porque estoy vivo por ella. Verás, tuve un sueño...
    —¿Con las náuseas?
    —¡No! Con ella, una mujer. Ella es «mi náusea», pero es una mujer. ¡Dios mío, dame paciencia! ¿Quieres escuchar mi sueño o no?

    Silencio.

miércoles, 12 de abril de 2023

Saliendo de la guarida

La mayoría del sueño se pierde, primero al despertar, en el olvido tajante y tirano de reiniciar la vigilia. Luego, en el traspaso de los fragmentos del recuerdo (si los hay) al papel, en el esfuerzo mismo de su preservación. Las anotaciones escritas y aquellas que consigo organizar en la mente sirven para conservar los sueños de una manera imperfecta y delicada. Las letras me otorgan una visión general; las sensaciones y asociaciones indescriptibles se pueden quedar dentro, en algún punto ignoto de la memoria. Sin embargo, ninguna solución en la que puedan flotar los restos de una noche de visiones es estable (¿dónde está ese dispositivo para grabar sueños en el que estaban trabajando los científicos? ¿Vale la pena desnudarlos de su misterio desmemoriado?). Ni las palabras bastan, ni el recuerdo permanece fresco para siempre. Lo peor es que nunca sé en qué momento empieza a pudrirse o quebrarse la reminiscencia, y qué partes de ella mi cerebro quita y añade para otorgarme la ilusión de que, cuando desperté, el sueño todavía estaba allí.